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LAS PERSEIDAS O LÁGRIMAS DE SAN LORENZO

LAS PERSEIDAS O LÁGRIMAS DE SAN LORENZO

Estos días hemos vivido uno de los fenómenos más espectaculares que nos ofrece la naturaleza: las Perseidas o lágrimas de San Lorenzo, la famosa lluvia de estrellas que se repite todos los años a mediados de agosto. Nosotros todos los veranos la aprovechamos para realizar una de las visitas guiadas que más nos gustan. Salimos a nuestras montañas y nos tumbamos a ver el cielo, a identificar estrellas, constelaciones y planetas mientras nuestros guías cuentan leyendas que nos transportan hasta la antigua Grecia o al Japón milenario. ¿Pero realmente sabes de donde viene está tradición y por qué se produce este fenómeno?

En la antigüedad cuando el hombre observaba un fenómeno que no sabía explicar recurría a la mitología o a la religión, y estas fueren las primeras explicaciones para la “lluvia de estrellas”. Actualmente conocemos este fenómeno con dos denominaciones: Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo. ¿De dónde vienen estas denominaciones? Hablar de las perseidas es remontarnos hasta la antigua Grecia. De hecho, fueron los griegos quienes dieron nombre a las constelaciones, nombres que han llegado hasta nuestros días. Como si fusen niños que unen puntos para formar una figura los griegos hicieron lo mismo con las estrellas, con los puntos que se ven en el firmamento. Una de estas constelaciones es la constelación de Perseo, precisamente donde se produce todos los años la lluvia de estrellas.

Cuenta la leyenda que Acrisio, el rey de Argos, visitó al oráculo para conocer su destino. Su sorpresa fue mayúscula cuando se le anunció que moriría a manos de su nieto. Acrisio no tenía nietos, pero si una hija, Danae. Por este motivo Acrisio decidió encerrar a su hija en una torre de bronce para que no conociese a ningún hombre que la pudiese dejar embarazada. Cuando Zeus se enteró y se percató de la belleza de Danae quedó prendado y consiguió acceder a la torre en forma de lluvia dorada, dejando embarzada a Danae. Danae dio a luz a un niño: Perseo. Acrisio atemorizado y enfadado decidió encerrar a su hija y si nieto en un cofre y lanzarlos al mar. Por suerte, llegaron sin problemas a la isla de Serifos, donde un pescador los rescató. Los años pasaron y Perseo se convirtió en un joven apuesto pero Polícdetes, rey de Serifos, lo consideraba un estorbo en sus planes para casarse con Danae. Por este motivo lo mandó en busca de la cabeza de Medusa, uno de los monstruos más temidos que pretrificaba con su mirada. Con la ayuda de la diosa Atenea Perseo consiguió la cabeza de Medusa y se la entregó a Polícdetes. Cuando Perseo le lanzó la cabeza a los pies y Polícdetes la miró a los ojos se quedó petrificado, librando a Danae de tener que casarse con él. Perseo decidió volver a Argos, no sin antes parar en una polis donde se estaban celebrando las olimpiadas, con tan mala fortuna que al participar en la prueba de lanzamiento de disco este acabó en la grada matando a un espectador: su abuelo Acrisio.

Por esto, recordando la leyenda de Perseo ya Zeus convertido en lluvia de oro llamamos a este bello fenómeno como las Perseidas. Pero antes comentábamos que antiguamente también se buscaba la explicación a lo desconocido en la religión y precisamente de ahí nos viene el nombre de Lágrimas de San Lorenzo. La lluvia de estrellas se puede observar desde mediados de julio hasta finales del mes de agosto, pero su período álgido es alrededor del 10 y 14 de agosto, cuando con un poco de suerte se pueden observar hasta cien “estrellas fugaces” en una hora. Por esto se quiso relacionar este fenómeno con la figura de San Lorenzo, uno de los primeros mártires del cristianismo que fue torturado en el siglo III DC en un momento en el que ser cristiano estaba perseguido. Se cree que San Lorenzo murió el 10 de agosto y por esto las estrellas fugaces serían sus lágrimas…

Con el paso de los siglos muchos de estos fenómenos han podido ser explicados con la ciencia y ahora sabemos exactamente qué pasa en el cielo todos los veranos. En 1862 dos astrónomos Lewis Swift i Horace Parnell Tuttle descubrieron un cometa que orbita alrededor del sol. En 1992 se volvió a ver desde la tierra, por eso sabemos que su órbita es de aproximadamente unos 130 años. Cuando este cometa se acerca al sol, las altas temperaturas hacen que vaya soltando una estela, un rastro… y es precisamente cuando la tierra, en su órbita alrededor del sol, se encuentra todos los años con la estela del cometa a la altura de la constelación de Perseo. Aquí es cuando se produce el fenómeno de las perseidas, ya que cuando estas pequeñas partículas (del tamaño de un grano de arena) entran en contacto con la atmósfera se calientan y se precipitan rápidamente debido a la fuerza de gravedad de la tierra. Por tanto, lo que vemos no son estrellas, ya que las estrellas están fijas en el universo. Si una estrella se precipitase hacia la tierra no nos salvarían ni los americanos ;-).

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